Banco de España: La historia y secretos de su cámara acorazada

Inaugurada en 1891, la cámara ha sufrido varias ampliaciones posteriores para mejorar sus sistemas de seguridad.

La cámara acorazada del Banco de España es una de las infraestructuras que más misterios guarda en Madrid. La institución bancaria, un complejo de 115.000 metros cuadrados en donde trabajan más de 2.000 personas, se levanta en el solar que ocupaba el palacio del marqués de Alcañices. Sin embargo, lo que más atrae son las medidas de seguridad que hay en su  interior, esas que separan a los delincuentes de una importante colección de obras de arte y una parte de la reserva en oro de España.

No en vano, entre los lugares más protegidos del banco está la cámara de oro donde se encuentra parte de las reservas de oro del Banco de España, a 35 metros bajo rasante, distribuidas en cinco naves. Una cámara acorazada dotada de extremas medidas de seguridad que han impedido cualquier posible asalto, incluidas una gran trampa mortal diseñada para evitar el robo de los metales preciosos.

La cámara del oro está diseñada para que, ante cualquier amenaza detectada a través de diferentes sensores o cámaras, se active de forma manual una llave que inunda toda su altitud. Sin posibilidad de escape para los delincuentes. Unas medidas que, aunque puedan parecer exageradas, han mantenido protegida a la cámara que acumulan, de cinco en cinco, 5.400 lingotes de oro puro estándar. Cada lingote pesa 12,5 kilos y vale entre 600.000 y 640.000 euros. Además, hay otros 2.000 lingotes irregulares. Sin olvidar que también se custodia el intocable oro nazi.

La ruta del oro

Para llegar a la cámara hay que cruzar unas escaleras que se encuentran en la glorieta de unión del edificio de 1891 y el de la ampliación de 1936 del Banco de España, prácticamente en el centro de la parcela. Posteriormente hay que bajar dos sótanos. Después se llega a una sala donde uno se topa con la primera gran puerta acorazada, de 15 toneladas de peso y acero. Una de las curiosidades es que dos veces al año hay que protegerla con vaselina para que no se oxide. Cualquier mota de polvo sobre la puerta puede impedir que se abra.

Este primer obstáculo se abre con dos claves y dos llaves que tienen los claveros: el cajero del banco y el interventor. Al pasar la puerta acorazada, hay un foso y dos ascensores. Estos elevadores bajan 36 metros de profundidad. Al llegar a abajo hay que cruzar un puente de dos metros de longitud que atraviesa el foso.

Al atravesarlo hay otra puerta acorazada rectangular, más pequeña que la primera. A otros seis metros de esta, una puerta gemela. Pesan 13,5 toneladas cada una. Todas se abren con dos llaves y dos claves. Nunca se abre una puerta sin cerrarse otra. De ahí que la última puerta, la tercera, da a parar a un distribuidor con las cajas de seguridad, entre las que se encuentra la cámara del oro.

El Banco de España cuenta con un diseño casi faraónico para la protección de su oro. Un mecanismo que mezcla la historia, creatividad y tecnología para garantizar que las piezas más importantes de la economía española no estén en peligro.

 

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